Plástico negro [Frag.]
Las luces rotas maquillaban de sangre a la ciudad dilatada
como una vulva, en esa hora en que la madrugada y el atardecer se colapsan.
Los silencios
prolongados caían de ese horizonte de papel arrugado reverberando su sensación
acuosa.
Tú volvías de una
vida.
Eras un gato
solitario, inalámbrico y urbano.
Las canciones de
mi historia se dispersaron por la calle hechas cenizas o se volvieron una sola,
con voz de cable fluyendo lentamente, como la oscuridad de un mueble humedecida
por el aire.
Tú acudías a otra
vida.
Eras un ángel
incorporándose en el concreto, expulsado, amanecido sin alas y vestido de
negro.
Los demás estaban
muertos, o dormidos.
Tus manos nuevas
tocaron mis cabellos. Tus ojos grises prorrumpieron el azar.
Yo aparecí
envuelta en plástico negro, como un cadáver que alguien hubiera tirado en el
basurero pero que tuvo otra chance.
Mi cabellera, mis
ojos, mis labios, mis uñas y el lunar izquierdo también eran versos escritos en
negro.
Estaba de pie
viéndote aproximarte, como si ya te esperara o te confundiera con alguien.
Te paraste frente
a mí y miré tus ojos iluminarse, como un vidrio oscurecido de tungsteno.
Qué te podía decir; mi voz estaba
acostumbrada al silencio.
[...]
Imagen: Detalle de "Sanguínea", mixta sobre papel, 22 x 28 cm, 1997. Intervención digital