Hermano gemelo, luz de mis abismos


Te quedaste dormido –no a dormir precisamente–. Preferí no despertarte, aun cuando pensábamos salir al circo –no a un circo sino al teatro circense–. Lamenté no hacerlo, pero estabas dolorido. En la sala podía escuchar tus quejidos imbricados con otros tantos sonidos. Estábamos estrenando el frío y la cerveza de la tarde me abría el apetito, dentro de mi chuc y hojeando algunos libros. Era una tarde para leer poemas, igual que ver tu rostro dormido.
     Ahora pienso en cómo has logrado disipar la soledad que antes adulteraba los domingos. En cómo, poco a poco, fuiste atrayendo el tiempo para estar conmigo. 
     Bienaventurado seas, hermano gemelo, luz de mis abismos.

Noviembre de 2015

Imagen: Inter/acción filial, ante obra de Rafael Lozano-Hemmer, “Al aire–Airborne”,
de la exposición Pseudomatismos, MUAC, Méshico, 2015. 
Fotografía digital, 2016