La perspectiva extraordinaria


Nunca nos cansaremos de mirar... Somos espectadores continuos; interactivos como paseantes dominicales, o receptivos como los recolectores de imágenes ponderables y disponibles para una exhibición; pero siempre –solícitos o decaídos, con una empatía plena o francamente apáticos– buscamos las formas elocuentes del paisaje –esas formas naturales o antrópicas con las cuales pretendemos abolir la turbación de cualquier interrogante.
Nunca nos cansaremos de mirar... El entorno, demarcado por nuestra propia intelección o amplificado por nuestra propia pequeñez, todavía responde al juego de la mirada dispuesta, la mirada susceptible de significación estética y dadora de perplejidades sutiles.
Nunca nos cansaremos de mirar... La mirada todavía acude a la convocatoria tácita del paisaje, a manera de espectáculo o de hallazgo memorable.
Nunca nos cansaremos de mirar... Porque somos transeúntes; porque conservamos ensoñaciones nómadas y la cotidianeidad circunscrita a un espacio todavía nos provoca, como una eclosión que nos transforma. A la par, nuestra visión extraña de viajeros revalora la cotidianeidad de los otros cuya singularidad nos asombra.
Nunca nos cansaremos de mirar... Ególatras irremediables y de una especie egocéntrica, el paisaje es el espejo de nuestro acontecer anímico; acaso por ello cada terreno ostenta su prospecto artístico.
Nunca nos cansaremos de mirar... Para celebrar la disposición perfecta o para condenar la devastación equivocada: El paraje construido y el paisaje destruido que redimirá nuestra mirada.
Nunca nos cansaremos de mirar... Así observamos al prestidigitador de luz, para ver las peculiaridades visuales que ha traído de tierras insólitas. Y aunque su revelación sea la de nuestra propia comarca, su perspectiva extraordinaria logrará deslumbrarnos plenamente.  


 

Texto de 2007 para fotografías de paisaje, en colaboración con una tal galería El Rastro. Ha pasado el tiempo, requiero gafas, pero aún puedo seguir creyendo en la perspectiva extraordinaria... y que nunca nos cansaremos de mirar.

Imágenes: Intervenciones varias a Yves Klein, Muac, Méshico, 2017. Fotografía digital