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Noche. Resuellos y resueños. Espesor y lluvia.
Ayer
miré tu cuerpo. Se doblaba. Danzaba con el humo. Parecía lengua en celo. Al
mirarlo ahuyentó el sonido transparente. Ya no pude sentir más que hambre.
Hambre de tus brasas. Hambre de tu danza. Había una flor jadeante. Su aroma
abrió las puertas de mis venas, les metió culebras y las hizo sangre. ¿Ayer?
Sí, anoche. Habrá sido el baile con el lamento de los viejos, con su voz de
humo. No sé, pero salí a buscarte. Había gallos persiguiéndose. Había un niño
jugando con su papalote antropomorfo. Había una tijera ensartada en el vientre
de tu Lupe, la muñeca que te hicieron en Comala. ¿A buscarme? Yo estuve aquí,
mirando los relámpagos.
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Fragmento de "Danzantes del lodo"
Imagen: "Enrojecerlo todo". San Miguel de Allende, Oanajuato, 2016.