Plena luz [Frag. de "Inconclusa"]



¿Existen los días comunes? En cualquier espacio, en cualquier instante, en cualquier situación hay un entresijo dispuesto a desplegar un gesto inusitado. Lo piensas con la frustración de alguien que no espera nada, ni siquiera daños menores. Miras los lienzos, repasas las cédulas, admiras un azul extraño y rememoras aquellas palabras de Kandinski respecto de apreciar una obra por dentro, meterse en el cuadro, mirar desde el umbral; lo haces, caminas en el interior del cuadro como en una habitación. Luego recuerdas lo que dijo De Chirico: El misterio no se encuentra en la oscuridad sino a plena luz. Te brotan versos: “Déjame dormir en uno de tus párpados, te prometo irme temprano, cuando el amanecer nos parta en dos; cuando los árboles sacudan su melena de pájaros, cuando las nubes se hagan pan con la yema del sol”. Lo repites hasta saber que ya no podrás olvidarlo para transcribirlo cuando tengas un papel. Ésa es la belleza, con su vestigio implícito de melancolía. Sales. La ciudad no sabe que has presenciado una exposición magnífica de un pintor vasco cuyo nombre no recordarás jamás. El calor hoy no te odia tanto. Atraviesas las calles bullendo de gritos y agitación. Esta vez no te molesta, estás en tu excursión sabatina de surrealismo urbano. Observas, escuchas, hueles; todo es belleza. 

Imagen: Intervención digital a "Corona (Toru Takemitso)", de Kazuya Sakai, 
MAM, Méshico, 2017.