De negro visten tus ojos


De negro visten tus ojos
y es un bebedizo la caricia de su terciopelo.
Los párpados de tu tarde
visten una desnudez elegante
y tu mirada es el humo
que dilata el nervio de la intoxicación umbría.

De polvo nace tu nombre
y tu presencia es fragancia de días nublados.
Lo amargo con que ardes
edulcora lo quebrado
y tu mano ahorca un ave de onírica sangre.

Suena la turbia marea del desorden
y una bestia de precipicios crece en la llaga.

Amanecen los gallos con jadeos de esperma
y los festines marchitos liberan su espuma.

Los edemas del cronómetro enrojecen los ventanales,
los alcohoductos y el vidrio de hemaflores.

Las grutas de vacío llenan los jardines de lo adentro
y las gotas del espanto se ahogan entre pasadizos artificiales.

La tela que te absorbe
expande una ecoación de vocalizaciones sin plaga.
Y te vuelves delirio que salva,
sombra que deja un cardenal en el alma
pero que no corrompe la piel del horadado espíritu.


De negro         
               visten        

                         tus ojos.

Imagen: "Pestañarbor". Fotograma de: Rafael Lozano-Hemmer, “Bifurcación”, de la exposición Pseudomatismos, MUAC, Méshico, 2015. Intervención digital