SoS pecha
Tal vez volvamos locos de la guerra y ya no
sepamos abrir la jaula donde tiemblan las sonrisas y las lágrimas se enhebran
sino hipnotizar a los niños con nuestras noches de tarántulas sin ninguna
cálida piedra y engullamos con ajenjo nuestras fábulas acerbas exultantes de
quimeras hasta vomitar el azul pedestre de la tierra sembrada de viviendas y
sepulcros y floten sobre guitarras de polvo todas las canciones interfectas
como un cielo que ahoga a sus pájaros.
malditos
para siempre
Porque todo el que se aleja a buscar la poesía púrpura del horizonte
compenetra en una lucha de anestesias y aprende a transitar las sinfonías sin
equipaje ni pies sobre la arena hasta descargar las pupilas y los labios y los
dedos y las uñas interdicto en los ocasos que sumergen cada víspera sin
lubricante y escapar de la tortura confortable de ese potro que costura
horarios y salarios para marionetas que celebran el consumo de concreto.
Transmitir las sinfonías
interdicto meteoropático lejos
más allá del horizonte
IMAGEN: "Mano de loco aplastante sobre cara de loco aplastada". Intervención digital