EXTRACTO DE LA ETERNA NOCHE (Frag.)
La noche estuvo vendiendo corazones. En sus labios brilló una canción de vidrio. En sus pechos los gatos negros exprimieron su celo y su martirio. Sólo hubo un hombre de barro, solo. Noctambulaba por el universo dividido en callejones. Miró las vísceras palpitantes y sus ojos parecieron derretidos; discurrieron alas, gris oscuro, como el sonido de su sombra.
¿Estos serán los frutos que no debo lamer? Tienen rostro de llagas. Tiemblan. Se mueven como si fueran jalados por un hilo. Me recuerdan algo que no recuerdo ¿Qué?...
Un soplido tenue y a veces violento jugueteaba con las hojas y con una ventana abierta y moribunda. Levantaba la falda terrestre de la noche. Alborotaba los cabellos y las telarañas del silencio oculto en una voz eólica. Un olor a soledad fermentada se ofrecía al insomnio de los acertijos.
¿Estos serán los frutos que no debo lamer? Tienen rostro de llagas. Tiemblan. Se mueven como si fueran jalados por un hilo. Me recuerdan algo que no recuerdo ¿Qué?...
Un soplido tenue y a veces violento jugueteaba con las hojas y con una ventana abierta y moribunda. Levantaba la falda terrestre de la noche. Alborotaba los cabellos y las telarañas del silencio oculto en una voz eólica. Un olor a soledad fermentada se ofrecía al insomnio de los acertijos.
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