Solo de sax


El gato
           –fetiche tántrico de tu soledad.
El ático
            –perfume amargo de la humedad.
El látigo
            –miel y ámbar que escurre en tu ciudad.
            ­A media luz tu ciudad.
            Ciudad de espectros que tocan roídos instrumentos.
            Ciudad de rancias extravagancias.
            Ciudad extraviada, caída del bolsillo roto del amanecer.
Tu mano
             –escultura de mármol en tu monte de Venus.
             Tarántula de tu entrepierna.
             Yerba de tinta enredada en tus dedos.

Tu ventana abierta después de llover deja entrar una sombra; 
una herida del concreto llena de pájaros 
buscando sanar en el humo que transita en tu cuarto.

Tu vaso
            –rodeado de libélulas,
            manchado de tus labios.
Tus pasos
             –sedosos y sin huellas,
             callados astrolabios.
Tu postura
             –flora estática,
             ladeada sobre la cama que retorna de un naufragio.
Tu locura
             –aurora mágica,
             energía que lubricarás para tu fuga.