Un tango entre las vísceras de Dios




Arráncale la cara a esa pared corpórea, muriendo como puedas, huyendo a donde puedas; algo queda entre las vísceras de Dios y de la mierda arrodillada en sus orejas.
Esta vez, la vida es una muñeca de trapo ahorcada con el pene flácido del Diablo, en la rama de un subconsciente demoníaco,
      y yo...
     fractura de hojas,
     deshielo de ojos
                   en el coma de los vasos.
No puedo retratar esta región de lo que siento, se distorsiona al pasar por la razón.

Je suis très triste, y juego con el vómito y las máscaras eyaculando todo en este papel maldito, maldito y con piel de telarañas oliendo a llovizna y a ceniza vieja, como los senos de la soledad...