Animal erguido
Cuántas mujeres cruzan ahora mi ventanal roído, cuántas muchachas bailan sobre mi cabeza; yo solamente soy un animal erguido que les ofrece su semen en aviones de servilleta con fragmentos de poesía. Cuántos de sus rostros me miran en el retrovisor de su vida, cuántos de sus cuerpos me rozan etéreos. Algunas expanden mi semilla en su fecundidad de tierra dolorida, otras simplemente segregan mi melancolía, mi saliva deletérea y la conversación punzoacariciante que a veces logro destilar entre risas. Yo solamente soy un animal erguido, que lame sus nucas o las plantas de sus pies.