Soy una pastilla disolviéndose en tu lengua

Soy una pastilla disolviéndose en tu lengua y es mi amor el único clima escarlata. Te lleno de hormigas y de lunas que menguan. Ese dolor es llovizna de caldo esmeralda.

Te hago ver una gota que tiembla, trémula escurre en el tacón de la única zapatilla que llevas. Desde tu camilla no sabes si es semen o lágrima, o hilillo febril de tu alma, quizás el suspiro lactoso de una jeringuilla menos virgen que tu anemia.

Soy una gota amarilla que se expande en tu lengua violácea,
tu lengua dormida,
vendada.

Un vaso lleno de clavos con letargos de óxido
te acaricia el antojo de beberlo,
tragarlo como un té putrefacto.

Escuchas el pulmón de la pared que te respira.
Te apartas del suelo lleno de manos que quieren arañarte las nalgas.

Sientes que te bañas en una cuchara
con la obstrucción nasal de tu ropa adherida.

Una mata de planta parásita crecida en tu garganta roba las delicias de tus tuberías.
S
E
D
Polvo comprimido que tu saliva difunde con espectáculo de luciérnagas.

¿Qué imaginas ahora? ¿En qué patios andas?

Tus ojos son yemas de hinchado rojizo, observan abultados de arcanos y de murmullos imperceptibles para cualquiera.

Escuchas las manecillas, son insectos que un personaje ha creado y que ahora
lo devoran. Plaga de la plaga.

Dientes roen ojos gradualmente anestesiados.

Dantes ríen ovando grageas amargas.

Muñequilla con la cuerda acabada.