Lubricidad de mar

Escucho el rumor de esa mar venenosa. Rumor de animal feroz, con ánimos de procreación sudorosa más que de embate gélido.

Vislumbro el enjambre estelar de esa bóveda siniestra en que deviene el cielo. Palpitación visual y vidriosa, como la dilatación muscular de un orificio dispuesto para el derrame lácteo de dos astros en celo.