JUANA DE ARCO. Fragmento de la polifonía titulada PLÁSTICO NEGRO
Cuando te besé sentí que en mi piel se secaron las lágrimas, pero al abrir los ojos miré a mis amantes desfilando en tu cama; no supe discernir si tú les habías abierto la puerta o si siempre vivieron contigo como fantasmas.
Leonard, yo no vine a ti huyendo de nadie ni de nada, pero ahora me siento perseguida por tus pensamientos.
Leonard, tú no eres una nueva piel para la vieja ceremonia, pero qué puedo hacer si al final la carne arde en su escarmiento. Se busca el amor para sentirse mejor, ¿por qué al final cada cual se queda a solas frente a una casa quemada?
Salí de tu habitación con las manos regando flores monstruosas...
¿Construiste un hotel con paredes de papel para liberarte al escucharme caer? Dime, ¿soy yo el ángel desnudo cayendo en las llamas de un corazón? ¿Soy yo la mujer de las piernas abiertas? ¿Es mi cuerpo quien ha macerado los pétalos de tu ego?
Qué quieres que pida si el perdón es olvido; si el dolor existe mientras existe la herida.
Debo ir una vez más a encerrarme entre esta ciudad de silencio. A ceder ante los deseos de otro para lidiar nuevamente.
Todos son el mismo que quiere comprarme para fustigarme con sus señuelos.
No tengo por qué darte una explicación, sólo aclararte lo que siento: Tu sonrisa me llevó a un nuevo cielo, ahora me veo cayendo.
No quiero que sufras, no puedo dejarte mi propio tormento. Yo pretendo ser libre, como el pájaro en el alambre; no puedes decirme que el amor es un cerdo...