To be a pain...



Quiero herir tus sentimientos de comida chatarra, tus plazuelas de cristal inteligente. Quiero lastimar tus luces artificiales y tus medialuces trilladas. Quiero ser una pena... Una roncha en tu ingle de ciudad contaminante, un pellizco en tu glande de santaclaus en el trópico, un resquemor en tu pezón de caucho y tungsteno, cal en tu vulva de dioses unicelulares y decrépitos. Una mancha de aderezo flamígero en tu disfraz de pudiente. Quiero ser un olor que se impregne en tus lagrimales de gasolinera ecológica. Algo que te motive a rascarte las nalgas de franquicia sedosa y chillante. Un sopor que no te deje concentrarte en las cuentas de cláxones y piedras de crack adulterado. Un pedo que se te sale. Un estornudo mucoso frente a las gafas de tu amorío mix up. Quiero ser una pena. Un eructo cocacoláceo en tu pésame sanborns. Quiero ser un tic persistente en tu psicoesquizoparanoia de pymes. Una luna despeinada en tu paisaje de terraza ventrílocua. Una palmera obesa en tu postal de vacaciones de mar carburante. Quiero ser una pena. Un libro que no entiendas. Una tienda donde no te atiendan. Quiero ser el tráfico de tus muelas chuecas. La síntesis noticiosa de tu lunes negro. La escalera de tu martes trece. La cola de tu miércoles cinéfilo. La bacinica de tu jueves bebes. La isla náufraga de tu yo viernes. La cruda moral de tu sábado. El cajero automático fuera de servicio de tu domingo fodongo de empleado reproductor de esclavitudes atávicas y neoliberalismos racionalistas detergentes y homogenizadores voraces del tedio. Quiero ser un chicle pegado en tu víscera de plástico monetario y palpitante, crediticio y débito debilitante... Quiero ser una pena, plurilingüe, pandémica.