I t a L i a n a
Pasé.
Tenías un hogar.
Tenías libros nuevos y una de-función familiar.
Las canciones de antaño permanecían guardadas.
La ropa tenía color.
El entusiasmo tenía una linda calaca.
En la mesa había mantequilla
y en la sala revistas
suplementarias.
Las plantas florecían.
Las sombras decrecían.
La luz se debía… encender y pagar.
Pasé –como querías, por amabilidad.
Tenías un álbum.
Tenías la anécdota dominical.
Las imperfecciones del baño se cubrían con espejos y aromas.
La piel no concedía resacas.
La alegría era mental.
En la estufa había café
de cafetera
“italiana”.
Pasé:
“Paso”.
“No pasar”, pues.
Foto: La Conchita, Coyotown, 2007.