La ninfa de los espejos
Proserpina
está frente al espejo resintiendo un eclipse cardiaco. El espejo es un hoyo del
cosmos, con esa atmósfera que a los cinco sentidos fascina.
Proserpina
ha dejado de cantar con aquel grupo de rock etéreo; ahora se dedica a la
observación de espejos –no de su rostro sino de espejos.
Hay
almas que prefieren los pasillos oscuros para transitar, como un experimento de
imágenes y ambientes. Hay estados anímicos caliginosos, y hay quienes se
adaptan a su clima y saben admirar sus paisajes.
La
cuchara verde del suicidio con que se alimentan nuestros vicios es un objeto de
este precipicio que es la vida. Estancias que uno elige. Extravío de uno mismo,
como un experimento de la orientación.
Proserpina
sabe que somos cómplices, pero no sabe que soy el humo de su espejo.
Canta
y encanta.