Con las paredes rotas y un silbido al lado


  1. Perdió a su mujer en un volado. Guardó los muñones en una caja de zapatos. Se quitó el vestuario para no sentir más frío. Se volvió de ocasos. Se transmutó en fragancia de rincón abandonado. Se colgó de un trapecio y dejó caer todo su peso.
  2. Los humanos costuraron un cielo y terminó por romperse. Se descubrió la nada. Los coleccionistas de frascos no concebían uno vacío y los llenaban con el feto de cualquier espectro.
  3. Se quedó en la calle. Voltear la cabeza era otro absurdo. No servía de nada mirar a un mismo lado, ni a otro, ni a ninguna parte.
  4. El papel periódico servía para construir habitantes de la pocilga diaria. Se sobrepoblaron los cristales. No cabían más figuras ni otra imagen; sin embargo, no había una para refugiarse.
  5. Olvidó el nombre de los planetas. Olvidó la raíz cúbica y cuadrada de los círculos. Retornó a las grutas. Escuchó el goteo. Hubiera querido perder también el lenguaje, pero algo todavía podía callarse.
  6. No entendieron la oscuridad del nido y construyeron lámparas y se volvieron ciegos. Se despertaron después de la noche y creyeron seguir viviendo.
  7. Caminó descalzo. Enrejó los ruidos. Vio el mar y se creyó náufrago. Corrió. En vez de caer se fue volando.
  8. El mundo era un garabato, pero todos se sentían dentro del mural perfecto. Se amarraron los otros a los unos y los domingos se iban de paseo.
  9. Le pidió un raid a la muerte pero ésta desconfió del humo confundido en su ceniza. Se asomó en un ojo. Se le apareció un fantasma. Se cubrió el rostro con las manos y se le hundieron. Era de tierra, malherido por la lluvia, malquerido por el sueño. No cayó, se fue volando.