Pluviosa de abril II

Las calles de ahora fueron imaginarias,
con su sonido de gotas
y las hojas cayendo como parpadeos del aire.

Las calles de ahora fueron aroma,
con sus canciones desvencijadas
y las nubes amontonadas como pensamientos.

La tarde estuvo sentada
leyendo en el sillón de la sala.

La llovizna trajo mensajes,
susurros desde una isla lejana.

El café tuvo un sueño,
melancolías diluidas en el espesor de la taza.

Yo sólo era un gato,
esperando volverse recuerdo
en esta casa abandonada.