Voz de mar



¿Puedes oír el mar? ¿Puedes olerlo y sentir su sal brillando dentro de tu carne? Me gustaba sentarme frente al mar para interceptar las cartas de los náufragos. Así me habitué a las botellas y las tempestades. Así comencé a entrever poemas y dilucidar soledades. Vaya rituales de la soledad. Vaya propensión a comunicarse. Construir mensajes suponiendo que todavía queda alguien…
¿Puedes oír mi voz de mar? ¿Puedes oler mis tempestades y sentir la sal que dejo en tu carne? Vaya rituales. Vaya propensión de ser mar y a mar se.
Ah, súbitamente me descubro náufrago. ¿Recuperarías mi botella?­­­­­­­­ ¿Entreverías un poema en mi mensaje? ¿Dilucidarías mis soledades? Vaya imposibilidad de comunicarse. Vaya perturbación de ser mar y a mar se. Ah, que no te ahoguen mis tempestades.


Imagen: Mar de Yenecamú, Península Pericú, 2014.